No tenían intención de confesarse el significado de sus sonrisas. Ni parecían molestarse de la forma en que se besaban con los ojos. Tampoco tenían intención de explicar cuánto tiempo pasaron mirándose. Ni siquiera cómo eran capaces de diferenciar los pasos del otro entre la multitud. No pensaban llamarse la atención señalándose con el índice. Ni explicarle a nadie cuánto se miraron aquella mañana y noche. No buscarán otra día ni otro lugar. Él jamás iba a publicar lo que sus ojos le decían. Y ella nunca querría contar al mundo lo que su mente le decía.
Que la magia no se pierda.
1 comentario:
Es mi primera vez, comentando mientras miran lo que escribo desde el Data Show...
Oye, me das pena...
pero te quiero mucho
no te quedes en silencio...
ROCK & ROLL NENENENENENEEEEEEEEEE
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