martes, 13 de noviembre de 2007

Una verdadera pesadilla

La experiencia de sentir la muerte no se la doy a nadie. Y mucho menos cuando se trata de un ser querido que posiblemente puede partir. Era de noche y un llamado rompe la calma del hogar. "Sube porque la nana (mi abuelita) está mal".
Rapidamente fue trasladada a la clínica, mientras yo me quedé con mi abuelo cuidando la casa, y más que nada a él.
La incertidumbre de no saber qué estaba sucediendo se apoderaba y se hacía notar en nosotros.
Era algo peligroso, pero que fue tratado justo a tiempo, !gracias a Dios! La preocupación fue terrible, sinceramente algo inesperado que nos tomó de sorpresa y nos puso temblorosos de miedo.
Por ahora, ya está todo mejor. Al menos así parece. Pero sin dudas, el recuerdo que me llevo fue escuchar y ver a mi tata decirle: "Viejita, nosotros nos vamos a ir juntitos del brazo para arriba".

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