De la Cato no se hace, de la Cato se nace; es algo que lo tengo muy claro. Y es que esta tradición familiar, -que se remonta de los tiempos de juventud de mi abuelo- así me lo ha enseñado. Desde los años ’40, en los gloriosos momentos del “sapo” Livingstone al arco de la Universidad Católica, que mi tata le es fiel al equipo. Con sus antiguas liebres (buses pequeños) todas ellas adornadas con banderines. Se paseaba por Santiago, luciendo el azul y blanco de la UC.Así, y entre celebraciones de títulos de los años ’49, ‘54 y ‘61, la UC afirmaba ser uno de los equipos más fuertes de Chile.
1963, año en que nace mi padre. Luego de una época gloriosa del balón pie nacional, con el tercer lugar del mundial de Chile ’62, él crece junto a sus amigos queriendo anotar goles como Alberto “Tito” Fouillioux, y como el Nacho Prieto. Así se desarrollaba la juventud de mi papa junto a la Cato. A pesar de la sequía de títulos, que tuvo esperando a los hinchas cruzados, por casi dos décadas. Mi padre y mi abuelo, seguían apoyando con todo al equipo de sus amores.
Así fue como llegó la tan esperada quinta estrella, en 1984 y con nombres como, Miguel Ángel Neira, Jorge Aravena, y las -en ese entonces- jóvenes promesas, Mario Lepe y Juvenal Olmos, la UC demostraba ser nuevamente el mejor equipo chileno, sumado al campeonato de la ya extinguida Copa República, y su primera Copa Chile, un año antes.
Así, entre nuevos campeonatos, y alegrías para la familia, llegué yo, un nuevo hincha de la UC, que a los dos años de nacer, ya celebraba el primer título, de la mano de los goles del “Arica” Hurtado. Recuerdos no son muchos los que tengo, pero averiguando y viendo los goles de aquella temporada, algo sé.
Sin dudas, -para mí- como hincha de la católica, el interruptor que me hizo ser un fanático del club, fue la Copa Libertadores del año 93’. Y es que aún recuerdo las goleadas a los bolivianos en los grupos, el famoso penal atajado por Wirth en el último minuto en Colombia, la desastrosa final en Sao Paulo, y la “casi hazaña” de remontar todo en el Nacional. Como olvidar a esas 50 mil personas que alentaban a la UC, cuando ante sus narices veían como se les entregaba la copa a los brasileños.
Entre alegrías, pena y emoción, llega un año fatídico para todo seguidor cruzado. Y es que dos años después de una final continental, específicamente un 20 de julio del año ‘95, nos deja una persona que era un valuarte para la católica.
El “mumito” Tupper, se suicida trágicamente en Costa Rica debido a una profunda depresión. Un momento que recuerdo a la perfección. Estaba en casa de mi tía, celebrando su cumpleaños, y me entero por las noticias de la lamentable noticia. Toda mi familia helada, y mi abuela llorando.
Por esos años, los títulos nuevamente se les hacían esquivos a la UC, a pesar de contar con una de las duplas que hasta hoy es recordada como una de las mejores que ha llegado a Chile, la del “beto” Acosta y el “pipo” Gorosito, y sumado a la pena que nos dejó a todos, la muerte de Raimundo, el tiempo parecía eterno, y las alegrías no llegaban.
Pero todo cambió el año ’97, y es que con una nueva modalidad de torneos cortos, llega una nueva estrella para los cruzados. Con goles de Bisconti, Acosta y Lunari, los de la franja derrotan inapelablemente al Colo-Colo de Espina y Basay, por 3 a 0, y nos sacan ese nudo que teníamos todos desde hace ya diez años, y felizmente pudimos gritar: “¡Somos campeones!”.
Mi juventud estaba en su plenitud, y entre camisetas, idas al estadio y partidos por televisión, mi fanatismo ya era catalogado como “locura”.
Y es que este loco por la UC no podía mas de felicidad cuando en el recordado 2002, de Juvenal como entrenador, la Cato elimina en semi-finales a las “madres” –como cariñosamente se les recuerda a los primos lejanos de la Universidad de Chile-.
La alegría no daba más, y es que ver el sufrimiento del enemigo número uno de la UC, sumado a nuestras ganas de campeonar, hacía que la Católica vaya directo en busca de la octava corona. Y llegó, de la mano de Norambuena, Pérez y Mirosevic, los cruzados derrotaban en San Carlos a Rangers de Talca, por 4 a 0.
Debo reconocer, que por el club he reído, he gritado, he cantado, y también he llorado. Como cuando injustamente, nos anularon un gol a minutos del final, pudiendo dejar afuera al indio, y nuevamente ayudado por un arbitro, veía como “las zorras” –sinónimo dado para Colo-Colo por su continua “suerte” de ser ayudado por el juez- avanzaban en el torneo del 2003 a costa de mi amada Católica.
Con esos antecedentes, llegan nuevas tristezas, los penales fallados ante la Unión, malas campañas en Copa Libertadores, planteles exquisitos en técnica que no conseguían nada. Pero nada importaba, porque el sentimiento de ver a la UC no lo cambiaba por nada. Durante esos años llega el equipo formado por Conca, Arrué, y el “polo” Quinteros. Equipo que hizo bajar la novena estrella del firmamento para las huestes cruzadas.
Pero como bien es reconocido por todos. El hincha de la Cato es uno de los más sufridos de Chile.
¿Y ahora por qué? Tristemente llega el año 2007, y la noticia de que el “pancho” Arrué y el “kike” Acuña se iban a nuestro rival, -la U- nos dejó destrozados a todos. Esto no hace nada mas que acordarnos a Rozental, cuando nos cambió por Colo-Colo a comienzos del milenio. Pero mucho más, al saber el fanatismo que Jorge Acuña tenía, y tiene por la Católica, con su tatuaje de la insignia, con todas las veces que en Holanda paseaba con su camiseta cruzada, con el reconocimiento de todos sus hinchas. Pero a él, nada le importó.
Ya terminando esta historia, no puedo dejar pasar este momento. Católica peleando el título palmo a palmo con el indio y con Audax Italiano.
Debo reconocer, que este momento de incertidumbre es muy complicado. El pensar que en poco más de dos horas podré gritar y saltar feliz, porque la UC es campeón, o que estaré muy triste porque dejamos pasar la décima, me tiene helado y muy nervioso.
No puedo decir nada más. Cada segundo que pasa es un martirio, y ¿saben por qué? Porque la Cato es lo más importante, por sobre muchas cosas, porque la Cato es mi vida.
1 comentario:
BUEN TEXTO COMPAÑERO
CADA DIA QUE PASA CERTIFICO QUE EL FUTBOL ES UN MODO Y ESTILO DE VIDA.
CUANDO NO HAY FUTBOL, EL FIN DE SEMANA SE PASA LENTO Y SIN EMOCIÓN.
ES POR ESO QUE CADA FIN DE SEMANA ESTOY PENDIENTEB DE LO QUE PASA CON MI EQUIPO, JUNTO PLATA PARA VIAJAR A REGIONES A VER A MI CALERITA Y GRITAR LOS TRIUNFOS Y LLORAR LAS DERROTAS.
ESO ES TODO
QUE ESTES BIEN
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